Ítaca es la patria de Ulises, el protagonista de La Odisea, la isla en la que vivía antes de partir hacia la guerra de Troya y hacia la cual emprende el viaje de regreso tras muchos años de luchas.
Gracias a un alumno de yoga ha llegado a mí de nuevo un bello poema de Constantino Cavafis, titulado precisamente así, Ítaca.
Quiero compartirlo aquí, ya que me parece una bonita alegoría del viaje de la vida, de cómo son las experiencias las que nos enriquecen y de cómo deberíamos vivir, dando paso a la alegría en sustitución del temor.
Al mismo tiempo nos recuerda la importancia del aprendizaje, del verdadero aprendizaje, que no debemos confundir con el conocimiento. La vida está llena de experiencias y de personas sabias de las que aprender y también de otro tipo de personas de las que podemos aprender mucho, especialmente sobre hacia dónde no queremos dirigirnos.
De todo podemos aprender y, en ese sentido, todo puede ser un maestro para nosotros, desde una flor o un amanecer hasta una persona o una experiencia. Solo tenemos que estar abiertos a recibir la esencia de ese aprendizaje.
Así que, tal como nos recuerda este maravilloso poema, manten tu pensar elevado, aleja los monstruos de tu interior haciendo brillar la luz de tu alma y disfruta de la experiencia y del presente.
Lo importante no es la meta sino el viaje.
– Antonio Ramón Rey –