Itaca-Poseidon

Ítaca

Ítaca es la patria de Ulises, el protagonista de La Odisea, la isla en la que vivía antes de partir hacia la guerra de Troya y hacia la cual emprende el viaje de regreso tras muchos años de luchas.

Gracias a un alumno de yoga ha llegado a mí de nuevo un bello poema de Constantino Cavafis, titulado precisamente así, Ítaca.

Quiero compartirlo aquí, ya que me parece una bonita alegoría del viaje de la vida, de cómo son las experiencias las que nos enriquecen y de cómo deberíamos vivir, dando paso a la alegría en sustitución del temor.

Al mismo tiempo nos recuerda la importancia del aprendizaje, del verdadero aprendizaje, que no debemos confundir con el conocimiento. La vida está llena de experiencias y de personas sabias de las que aprender y también de otro tipo de personas de las que podemos aprender mucho, especialmente sobre hacia dónde no queremos dirigirnos.

De todo podemos aprender y, en ese sentido, todo puede ser un maestro para nosotros, desde una flor o un amanecer hasta una persona o una experiencia. Solo tenemos que estar abiertos a recibir la esencia de ese aprendizaje.

Así que, tal como nos recuerda este maravilloso poema, manten tu pensar elevado, aleja los monstruos de tu interior haciendo brillar la luz de tu alma y disfruta de la experiencia y del presente.

Lo importante no es la meta sino el viaje.

– Antonio Ramón Rey –

Ítaca


Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.

No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.

Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.

Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.

Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.

Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.

Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.

Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.

Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.

– Constantino Cavafis –